Los colores son vitales para que las marcas comuniquen su identidad a través de la imagen pues ayudan a llamar la atención del consumidor.
Idealmente, un buen empaque debe atraer al comprador en menos de 8 segundos, que es el tiempo que algunos estudios calculan que dura el proceso de decisión de compra. Los diseñadores gráficos de las marcas aplican en sus envases y empaques diferentes recursos para activar las sensaciones que generan las emociones que estimulan la compra y justamente el color principal es en lo primero que nos fijamos en un 90% de los casos.
El color de un objeto influye en todos los sentidos ya que están integrados. Por ejemplo, en el mercado de los vinos, existen estudios que demuestran que el color tiene injerencia en el reconocimiento de los aromas: se hizo una prueba con un grupo de sumilleres que tras catar vino blanco con colorante lo catalogaron de tinto, debido al color. En general se cree que las bebidas de colores fríos como el azul o el verde sacian mejor la sed que los envases de colores cálidos; los empaques rosas para productos de pastelería intensifican el sabor dulce y el café suele venderse en paquetes marrones porque ese color alude a su sabor y aroma.
En definitiva, existe una reacción directa entre el color del empaque y el sabor de los alimentos. Tanto la detección, la discriminación y la intensidad percibida de una sustancia no dependen solamente del aroma o del gusto, sino que están fuertemente influenciados por factores visuales.
Fuente: https://www.infopack.es/es/s/estrategias/tendencias-diseno
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